Eternamente agradecidos al público de Zaragoza, que se ha comportado como el auténtico público de Dire Straits.
Coreando cada canción, dando palmas, e incluso entonando el famoso «oe, oe, oe…», tal como sonó en la Romareda en aquel lejano 9 de octubre del 92.
Este es el mejor impulso para continuar con la gira.
¡Pasión, nostalgia y rock and roll!
Próxima parada: Miranda de Ebro...
Efectivamente, como publico solo podiamos entregarnos ante tan buen rock. Gracias por existir y ojala y volvais y pronto.